El martes después de dar un paseo por la bonita pero mojada vía ferrata Teresina de Monserrat -antes de subir al Piri- hicimos una pequeña excursión para bajar desde Sant Jeronim hasta el Monasterio, para que así Pedro -canario y no conocedor del macizo de Monserrat- conociera esta mágica montaña, aunque no tan alta como el Pirineo, pero donde los pioneros de la escalada de nuestro país llevaron a cabo algunas de la mayores aventuras del momento.
Por la noche llegamos al también bonito pueblo de Laspaúles, allí amanecimos y hicimos nuestras mochilas para marcharnos a Bagneres de Luchon y dejar nuestra furgoneta -bueno la de Ricard- en las Granges d'Astau. Pasando por los pueblos de Trébons, Saint-Aventin y girar a la izquierda hacía Oô en el pueblo de Castillón.
Con la lluvia llegamos hasta el refugio d'Espingo (1960 m), donde pasamos noche. El miércoles partimos de nuevo con lluvia hasta el Refugio Jean Arlaud (2575 m) junto al lago del Portillon d'Oô.
Amaneció el viernes y después de observar una nevada que dejo la montaña espolvoreada y con un fino verglaç en las rocas, iniciamos el ascenso hasta el Pluviómetro que da comienzo a la cresta de la Seil de Baque. Desde aquí y por su no demasiada difícil -aunque resbaladiza- cresta llegamos hasta el collado del Portillón. Desde aquí continuamos la cresta, ahora sí algo más difícil con un paso de IV hasta llegar al Pico Perdiguero y continuar por su cresta hasta el collado de Cabrioles. Aquí el descenso hasta el refugio J.Alaud. En total unas 12 horas de actividad...
El sábado a las 6 de la mañana de nuevo en pie para desayunar y dirigirnos a la cresta de Lezat -una de las más difíciles y atractivas de la zona-. La mochila pesaba como una losa a la espalda con sus casi 13 o 14 kg... Pensamos salir por la cresta del Gran Quairat y descender directos al Ref. Espingo, cosa que luego no ocurrió, y así ahorrarnos ir a buscar de nuevo todo al Arlaud.
El comienzo de la cresta -punta Mami- muy aéreo cosa que nos obligó a encordarnos durante toda la jornada. La punta Lezat la alcanzamos después de 9h30, descendiendo por su ruta normal. Para ello hay que deshacer la cresta hasta alcanzar una marcada canal que inicia el descenso directo al lado del Portillón. Decidimos continuar hasta el coche, lo que alargó la jornada hasta un total de 15h...
La actividad realizada no defraudó a nadie y para todos, incluido Pedro, nos dejó muy claro lo espectacular y bella que es esta frágil y cercana cordillera, donde aún hoy en día se pueden encontrar magníficos rincones donde llevar a termino nuestras aventurillas en compañía de grandes amigos...
Esa es la esencia y los verdaderos momentos del montañismo, donde la aventura se comparte con gentes, que aunque de otros lugares, compartimos el mismo lenguaje y los mismos pensamientos...
Por cierto, la actividad nos llevo a la nada despreciable cifra de 18 tresmiles...
Vídeo cresta Seil de la Baque y cresta Lezat
Ciscu
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