El sábado día 29 de febrero ascendí junto a Javier la Maladeta Oriental. En mi caso ya son muchas las veces que he pisado esta bonita cumbre, pero en esta ocasión la ascensión tenía un color especial, y es que para Javier no solo era la primera vez que la pisaba, si no que también "casi" se iniciaba en el bonito deporte del esquí de montaña.
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Aneto |
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Maladeta oriental |
Algunas dudas antes de partir, que si el riesgo de aludes, que si hasta donde íbamos a llegar... y un largo cúmulo de preguntas que no hacían más que darle un aura más aventurera a la ascensión. A las 6h30 partimos desde el Hospital con buena temperatura para ascender por el itinerario de invierno hacia la Renclusa, pero desviándonos, sin llegar a ella, por el ibón de Paderna.
El día era ideal, sin viento, sin nubes y con una temperatura perfecta...
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Cresta Maladeta y glaciar |
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Posets |
Hasta los 2800m -cota que se había marcado Javier como ítem- Javier llegó algo confuso, no sé si la altura, los nervios o la falta de alimento y de agua que con la emoción olvidaba de reponer.
De aquí a los 3000 m el tema mejoro y sin darnos cuenta llegamos a la rimaya -ahora tapada- para sin dudarlo encaramarsnos con piolet y crampones por la helada pendiente que nos llevaría hasta la misma arista de la Maladeta. Javier era la primera vez que se calzaba unos crampones y hacía uso de la técnica del piolet por una pendiente helada... Dudó tras sentir a otros que se daban la vuelta, de que "aquello estaba muy helado y peligroso"... Le comenté que lo intentara y valorara sobre la marcha... i así lo hizo y superando la pequeña canal con maestría y seguridad.
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Pico Maldito |
Ya tan solo nos quedaban unos 100 m para alcanzar la cumbre y después de conseguirla nos lanzamos veloces de vuelta a por los esquís. El tiempo cambio por instantes y lo que inicialmente fue un bonito día acabo rápidamente tapado y con niebla.
El descenso por la canal helada fue sin problemas. Alcanzamos los esquís, nos ajustamos las botas y rápidamente comenzamos a esquiar por el glaciar... El descenso se nos hizo algo engorroso por la espesa niebla. De seguida comenzó a nevar...
Nos rebozamos con múltiples caídas, pues la niebla nos impedía ver el relieve, donde el cielo y el suelo se fundían con un blanco nuclear donde era difícil tener referencias...
Poco a poco fuimos descendiendo hasta alcanzar la segura pista de esquí de fondo que nos llevó de nuevo hasta el confortable Hospital... Allí comentamos la ascensión saboreando una refrescante y merecida cocacola...
Creo que Javier disfruto de la salida. Yo también me lo pasé en grande viendo como él percibía nuevas sensaciones que posiblemente le despertaran nuevos sueños y proyectos futuros...
Ciscu
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