Con
este termino de pirineismo-running no estamos inventando nada que no se haya
practicado con anterioridad. Es conocido sobradamente, incluso antes del
denominado efecto Kilian, que muchos excursionistas y montañeros de nuestra querida cordillera ya apostaban
por realizar ascensiones de alta montaña de una forma rápida y muy liviana,
aunque todavía no se disponía de un calzado tan ligero como en la actualidad.
Estas
ascensiones que en muchos casos pueden ser técnicas, implican no solo el
conocimiento técnico de la carrera del conocido trail running, sino que
alternan técnicas de progresión y descenso por terrenos nevados o helados, así
como grimpadas o pequeñas escaladas de no excesiva dificultad por terrenos
verticales, cresteos por aristas, descensos por tarteras, caos de bloques y
resbaladizas e inclinadas pendientes herbosas de prado alpino –propias de
ascensiones alpinas-.
Este entorno de alta montaña requiere la integración
de los conocimientos de un montañero y del corredor de trail y demanda una acertada lectura de los itinerarios a seguir, pues van a ir casi siempre fuera de
pistas y senderos, donde los ascensos a la cumbre pueden ser por terrenos muy técnicos para un
corredor no habituado.
El
material debe de ser bien seleccionado, para poder soportar eventuales
incidentes o cambios meteorológicos inesperados, así como que pueda cumplir las
necesidades técnicas que nos va a demandar el recorrido.
El
material:
Podemos
pensar y así es, que el material más importante van a ser nuestras zapatillas
de correr. En la actualidad hay un amplio abanico de modelos, donde cada vez
más los fabricantes intentan ajustar el calzado a las demandas de los
practicantes de estos modernos deportes de la alta montaña. Pero hay que decir,
desde mi humilde experiencia, que aún estamos lejos de llegar al umbral de la
excelencia para desarrollar un calzado técnico y ligero, que integre las
características de una bota de montaña y una zapatilla de correr. Existen modelos
de zapatillas muy técnicas –escalada y treking- que son muy montañeros, pero no
son adecuados para correr. Y luego tenemos las zapatillas más
corredoras, pero no cumplen del todo con los requisitos técnicos. Yo he probado
bastantes modelos que si que tienen una suela adecuada, pero la durabilidad del
calzado en este tipo de terrenos es muy reducida. Falta desarrollar un producto
ligero, pero con adecuadas protecciones en la puntera, laterales y una suela
más rígida que no pierda las características que demanda la carrera, para poder
alargar así su vida útil. Ya sabemos que la ligereza esta discutida con la
fatiga en condiciones adversas, pero aún se pude mejorar mucho.
Existen algunos fabricantes ya han lanzado al mercado zapatillas muy
especificas para ascensiones invernales –suelas con clavos y polainas
integradas- pero es difícil encontrarlas en tiendas de running, más dirigidas
para un corredor de trail, que al tipo de ascensiones que se comentan.
Este
tipo de actividades, cada día van más en auge y cada vez son más los montañeros y
corredores que se colocan unas zapatillas, en vez de unas botas o zapatillas de
treking, para subir y bajar montañas corriendo. Las modas y las tendencias
deportivas son imparables y el marketing tan espectacular que esta
promocionando Kilian Jornet en este campo, no hace más que sumar adictos.
En este
tipo de ascensos y descensos, corremos en las bajadas, pues los ascensos se
realizan caminando, debido a los fuertes desniveles. Por lo tanto, las
zapatillas deben estar pensadas en un concepto de ascenso caminando –con
posibles escaladas técnicas- y carrera en el descenso por terrenos muy
accidentados y abrasivos. Las suelas deben de ser adherentes en terreno rocoso
mojado y seria adecuado que su cierre por el tobillo llevara integrada una
pequeña polaina muy elástica para evitar la entrada de piedras o nieve.
En
cuanto a la ropa que llevaremos, será suficiente con una ropa ligera, convenientemente
mallas largas en épocas más frías, un jersey ligero, paraviento ligero,
guantes, gorra, gorro, gafas de sol, manta térmica y un silbato. Tenemos que
pensar que nuestra actividad es aeróbica y que prácticamente no vamos a parar a
descansar, por lo que vamos a mantener siempre el cuerpo caliente, pero es
necesario llevar más ropa por cualquier imprevisto. En la alta montaña hace
frio cuando nos paramos -hasta en verano- y un inesperado cambio de tiempo o
incidente imprevisto, nos va a demandar alguna prenda de abrigo para
protegernos.
En
cuanto a actividades que se desarrollen por terrenos nevados o con
posibilidades de hielo, no hay que olvidar unas polainas, crampones para
zapatillas de correr y unos bastones telescópicos, podría ser opcional un
pequeño piolet –tipo esquí de montaña-.
A
continuación pongo un pequeño ejemplo de una actividad reciente, realizada en este
mes de noviembre, después de las primeras nevadas. Aunque el itinerario no se
encontraba nevado hasta unos 2600 metros, a partir de aquí era necesario
combinar todas las técnicas necesarias para roca y nieve. La temperatura a
partir de los 2500 metros ya era próxima a los cero grados y en mayor altitud
por debajo de cero grados.
El pico
ascendido fue el Perdiguero de 3222 metros. Salida desde el aparcamiento del
valle de Estós a una altura de unos 1250 metros.
Salida
por el camino dirección al refugio de Estós, hasta la cabaña de Santa Ana, para
girar por un sendero a la derecha que cruza el rio por un puente. Seguimos un sendero que sigue de forma ascendente el rio
dirección norte, por unos prados hasta quedarnos bajo un frondoso bosque que
remontamos –en mi caso de forma directa- hasta alcanzar la cabaña Nova –refugio-
que no es necesario pasar por ella, para continuar ascendiendo de forma directa al
Perdiguero hasta el Collado Ubago (2750 m). Desde el collado, seguir la
cadena dirección noroeste, para ir ascendiendo por unas pendientes con algunos
resaltes, hasta encontrarse de frente con un pequeño contrafuerte. Remontaremos
este contraferte con algunas pequeñas grimpadas, hasta llegar a la arista, que
seguiremos para pasar por el Hito del Perdiguero –algún paso más aéreo- para seguir hasta el punto más alto del
Perdiguero 3.222 metros.
El
terreno que me encuentro desde el collado hacia la cima, está nevado con nieve
muy dura. Es posible ir esquivando los
neveros, buscando las rocas que todavía resaltan sobre la nieve. El terreno se
vuelve más nevado y con verglaç en la pequeña arista del hito de Perdiguero
–delicado- para seguir con nieve hasta la cumbre. El descenso es delicado, pero
con paciencia se pueden encontrar rocas que facilitan el aseguramiento de los
pies. La nieve se quiebra con mayor facilidad que en el ascenso.
El
retorno lo hago pasando por el refugio de Estós, donde me esperan unos amigos
para descender –ya caminando- hasta el aparcamiento.
Después
de la ascensión, puedo comprar el estado en el que han quedado mis zapatillas
de trail runing –puntera despegada, cortes en laterales y talonera despegada al
talonear fuerte en la nieve helada, aunque tengo que decir que la suela ofrecio un buen nivel de adherencia.
La
ascensión la realizo sin crampones, por lo que puedo comprobar al máximo las
prestaciones del calzado.
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Bosque otoñal, ascendiendo hacia la cabaña Nova |
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Cabaña Nova |
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El Perdiguero nevado |
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Otoño en el Valle de Estós |
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Desde el collado Ubago |
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Pendientes nevadas -al fondo el Posets- |
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Ibón de Literola |
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Collado Ubago al fondo |
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Al fondo el hito del Perdiguero |
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El Posets a la izquierda |
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Al fondo cumbre del Perdiguero |
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En la cima del Perdiguero |
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Al fondo el Posets |
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Ibon de Literola y Hito del Perdiguero con su cresta |
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Calzado deteriorado |
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Tartera de bajada |
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Bajando desde el collado Ubago |
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Descenso por prado alpino dirección refugio de Estós |
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